viernes, 25 de mayo de 2012

El Hechicero de Bú, la leyenda.

A medidas del siglo VI vivía en Toledo un viejo hechicero que habitaba en una cueva cercana a la ciudad.
     Desde hacía varias generaciones sus antepasados, venían preparando una pócima que protegía, daba fuerza y sabiduría a los reyes para gobernar, haciéndoles invulnerables.
     Para ello seguían un ritual, siempre al atardecer y utilizando parte de un tesoro que Alarico, había arrebatado a los romanos en el año 410. Fue en el año 653 cuando el hechicero preparaba la pócima para un nuevo rey, cuando de repente apareció un gigantesco cuervo negro y con sus alas volcó la pócima al suelo, al poco tiempo un rayo impactó en el mismo lugar, produciendo una tremenda explosión y abriendo un hueco enorme en el suelo, ante los ojos del hechicero fueron apareciendo figuras infernales: un guerrero con la mano cortada, la cabeza de un varón sobre una bandeja, una Virgen con siete alfileres clavados en su corazón...etc
     El hechicero aterrorizado se metió en su cueva, pero su terror aumentó cuando vio en sus paredes que estaban grabadas esas imágenes junto a unas extrañas inscripciones.
     Sin tiempo para reaccionar empezó a derrumbarse todo y el hechicero con todos sus secretos quedó enterrado dentro de su cueva.
     Durante 50 años nadie se atrevió a acercarse a la cueva, hasta que un día el caliente rey Don Rodrigo abrió la cueva. El hechicero y sus reliquias habían desaparecido, pero los grabados de la pared estaban intactos.
     El rey contó a su pueblo lo que vio allí y nadie encontró un significado. Estos hechos pasaron de boca en boca, a través de los siglos, sin que nadie los entendiera, hasta que en distintos años fueron ocurriendo estos hechos en la ciudad, haciendo comprender a la gente que los grabados predijeron numerosas leyendas ocurridas en la ciudad de Toledo y que ha perdurado hasta nuestros días.

                                                                 FIN 

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